Richard Gardner expuso que, habitualmente, es un fenómeno desencadenado por
uno de los progenitores respecto del otro. Gardner dice que, a pesar de que el
trastorno puede darse en ambos progenitores, generalmente se trata de madres
paranoicas que están profundamente obsesionadas con el odio hacia sus maridos.
Estas madres pueden creer en las situaciones más
absurdas, incluso que sus hijos han sido abusados sexualmente por el padre y,
aunque se les explique en el tratamiento que esto es imposible, no responden a
la lógica o a las apelaciones a la razón.
Los hijos, en los casos más graves, a
menudo comparten estas fantasías paranoides y llegan al extremo de ser presas
del pánico ante la perspectiva de tener que visitar a su padre.
Se trata de un
vínculo patológico entre la madre y los niños que no puede ser cambiado por el
tratamiento mientras estos niños continuen conviviendo con su madre.
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