Hace
cuatro décadas, hablar de maltrato en el seno del hogar era un tema tabú. Las
mujeres, víctimas de la violencia ejercida por sus parejas, preferían callar y
ocultar su problema. Muchas murieron a manos de sus esposos, pero por entonces
era preferible no airear la realidad de lo que sucedía.
Cuarenta
años después, esta historia de silencio se repite, pero en los hombres, porque
también ellos sufren malos tratos, aunque muchos prefieran guardar silencio por
vergüenza, o por cuestiones relacionadas con el honor.
El
pasado año en España un total de 7.408 mujeres fueron denunciadas por hombres
víctimas de los malos tratos relacionados con la violencia doméstica. Aunque la
cifra de mujeres que denuncian maltrato es muy superior a la de los hombres,
las estadísticas comienzan a manifestar un fuerte incremento en las denuncias
de hombres. Algunos hasta han perdido la vida a manos de sus compañeras.
En
algunos casos, hombres que han padecido este agravio, se definen como víctimas
de una violencia de sexo -género sólo tienen las palabras y no las personas- no
reconocida aunque existente, y discriminados por las distintas administraciones
y un amplio sector de la sociedad. Se quejan de que parte de sus impuestos sean
destinados a un Instituto de la Mujer y no haya uno de hombres. Critican que
existan casas de acogida para mujeres maltratadas y no un lugar, en similares
condiciones, para hombres que son víctimas del mismo delito. El primer refugio
de acogida para hombres víctimas de malos tratos se presentó en Holanda el
pasado mes de septiembre.
Entre
los maltratos que se denuncian desde distintas asociaciones de hombres, padres
de familia separados, existe el de la «falsa denuncia por malos tratos».
Consideran que es un daño psicológico al que están sometidos, primero con
amenazas, y luego con la materialización de esta falsa denuncia en un juzgado.
Desde
la Asociación Custodia Compartida de Tenerife aseguran que las mujeres,
partiendo de la base que «la ley les apoya», si denuncian falsamente a sus
parejas, generalmente no es para quedarse con la custodia de sus hijos, porque
ya de por sí, la propia ley se la va a conceder. La denuncia falsa llega más
«por hacer daño, por odio hacia la otra persona y por obtener, en algunos
casos, el mayor beneficio económico en las posibles pensiones».
Este
ha sido el caso de José Luis Gómez, de 47 años, vecino del municipio tinerfeño
de Arona. Tras doce años de matrimonio fue denunciado por su pareja por malos
tratos. La Policía le detuvo y permaneció dos días en el calabozo. A su salida
y tras prestar declaración, inició una huelga de hambre en la que se mantuvo 15
días en la puerta del juzgado con el fin de estar vigilado y para que ella no
fuera a denunciarle por acoso, mientras estaban a la espera de que se celebrara
el juicio. Estos hechos ocurrieron durante el pasado mes de mayo. Al mes
siguiente, quedó absuelto por falsa denuncia de malos tratos. No obstante,
denunció que el juzgado no sancionó a la demandante por interponer una denuncia
falsa.
El
castigo de privarlos de los hijos
Consideran
los hombres otro maltrato el verse privados de sus hijos, el que se les asigne
un régimen de visitas, un par de horas en la semana y un fin de semana cada
quince días. Esto ha hecho que estas asociaciones reivindiquen la custodia
compartida.
Así,
se preguntan algunos hombres separados por qué no es esta una demanda feminista
ya que, si por un lado luchan por la igualdad en el hogar y las tareas
compartidas en pareja, no entienden que por el otro lado quieren cargar con
toda la responsabilidad de los hijos ante una separación o divorcio,
alejándolos de su padre.
Aclaran
las asociaciones de padres y madres de familias separadas que los hijos «no son
maletas que van y vienen, no se trata de dividirlos en tiempos iguales entre
ambos progenitores». Según explican, por custodia compartida debe entenderse la
participación, tanto del padre como de la madre en la vida de sus hijos del
modo más razonable y beneficioso para todos en función de cada caso.
«Es
un reparto equitativo de derechos y obligaciones, no un reparto exacto del
tiempo, aunque también puede serlo cuando se llevan a cabo estas funciones».
Apuntan, además, que ni siquiera requiere siempre el cambio periódico de
domicilio de los hijos, ya que puede haber otras fórmulas.
Otra
de las quejas de los hombres separados es el síndrome de alienación familiar al
que se ven sometidos los hijos. Esto es, la manipulación que hace uno de los
progenitores sobre el menor, para hablar mal y meter cizaña sobre la otra
persona. «Los niños son esponjas, se dejan convencer por quienes quieren,
sufren esa manipulación, algo que debe erradicarse tajantemente», comentaba
Mario Fernández, quien añadía que juzgados y gabinetes psicosociales ante
manipulaciones evidentes han cambiado custodias.
«A
los hijos les nace una animadversión al padre en la mayoría de los casos,
aunque también se ha dado a la inversa». Al advertirlo, se han cambiado las
custodias para potenciar la relación «que nunca se debió perder entre un hijo y
su padre o madre».
Tere Coello. Santa Cruz.
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