Richard Gardner distingue
tres grados de SAP: leve, moderado y grave,
aconsejando diversas formas de actuación para cada uno de ellos y destacando la
importancia de distinguir como se debe proceder en cada caso.
Es característico que los hijos estén involucrados en el
proceso de deterioro, hecho que logra provocar el progenitor «alienador»
mediante un mensaje y un programa constituyendo lo que normalmente se denomina
«lavado de cerebro».
Los hijos que sufren este síndrome, desarrollan un odio patológico e injustificado hacia el progenitor
alienado que tiene consecuencias devastadoras en el desarrollo físico y
psicológico de éstos.
Algunas
veces, sin llegar a sentir odio, el SAP provoca en el niño un deterioro de la
imagen que tiene del progenitor «alienado», resultando de mucho menos valor
sentimental o social que la que cualquier niño tiene y necesita de sus
progenitores, consecuentemente el niño no se siente orgulloso de su padre como
los demás niños.
Esta forma más sutil, que se servirá de la omisión-negación de
todo lo referente a la persona «alienada» (padre o madre) no producirá daños
físicos en los menores, pero sí en su desarrollo psicológico a largo plazo,
cuando en la edad adulta ejerzan su rol de progenitores.
El síndrome de
alienación parental es considerado por Gardner como una forma de maltrato
infantil.
En España, Estados Unidos y otros países se está intentando
establecer el SAP como legítima defensa contra acusaciones de abuso infantil.
Richard Gardner es citado ampliamente por el grupo de defensores
de la pederastia, quienes aseguran que ésta es una opción sexual legítima, pues
en palabras del mismo Gardner «hay algo de pederastia en cada uno de nosotros».
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