La subcomisión de Igualdad del Congreso que ha
evaluado la ley de Violencia de Género ha sido rotunda con el síndrome de
alienación parental (SAP): no existe. Pero ayer mismo la adjunta al Defensor
del Menor, Carmen González, aseguraba que "la realidad es que hay
manipulaciones". El debate está abierto, tal como se refleja en El síndrome de alienación
parental, 80 preguntas y respuestas (Viena Ediciones), que acaba de publicar
Domènec Luengo, doctor en Psicología, especialista en trastornos de ansiedad y
profesor del ICE de la Universitat de Barcelona, en colaboración con Arantxa
Coca.
La OMS no reconoce el SAP.
No la incluye como patología clínica, pero muchos profesionales vemos diariamente a niños que responden a sus efectos.
Ahora que ya
cuentan con estudios de adultos que pasaron por esa alienación parental ¿puede
saberse qué alteraciones sufrirán esos niños de adultos?
Hay uno muy
curioso: el vacío existencial. Perciben una infancia robada. Suele haber un
componente depresivo y en su memoria emocional queda el sentimiento de que
fueron usados, segregados por uno de los progenitores a los que, a menudo, no
vieron más. Intentan recuperar tiempo perdido y tienen un enorme sentimiento de
culpabilidad.
¿Intentan recuperar esa
relación perdida con su progenitor?
A veces. Buscan el perdón aunque se les diga que
ellos, como niños, nunca tuvieron la culpa. Pero suele ser infructuoso porque
la persona que encuentran ya no es la que dejaron.
Parece que el creador del síndrome, R. Gardner, fue un suje-to de
quien lo más bonito que se ha dicho es que era misógino, paidófilo y estaba
obsesionado por perjudicar a las mujeres.
Deberíamos ir más allá del estigma del personaje
y distinguir entre lo que fue una biografía perversa, desequilibrada, del
primer investigador del SAP de lo que luego ha sido el conocimiento del
fenómeno.
Tan alienador puede ser un
padre como una madre.
Claro, el problema es que nos topamos con la
realidad histórica: en la mayoría de los casos las custodias se han dado a las
madres. Los niños están con ellas muchas más horas, luego su influencia es,
casi siempre, más determinante. No es un problema de género sino de
estadística. Pero a medida que se avanza hacia una custodia compartida el tema
del SAP deriva en una barbaridad, no se puede entender. En Alemania, por
ejemplo, si surge un caso se quedan extrañadísimos.
El tercer nivel de SAP deriva
en fobia al progenitor.
Ese nivel, para que sea SAP de verdad, implica la
exclusión del progenitor. Para estar en él ya se debe haber producido una
situación fóbica en el niño con ataque de pánico incluido o grandes pataletas
en el intercambio. Hay casos donde ni siquiera los Mossos se atreven a
intervenir.
¿Cuándo surge la alerta que
denota que hay que consultar a un profesional?
El día en que el niño, al visitar al otro
progenitor, se muestra distanciado. Cuando se nota que hay una devaluación de
la figura de alguien que hasta entonces había sido querido, referenciado y
necesitado. Y cuando usan palabras inducidas. Esas frases que sabes que alguien
le ha repetido. De pronto te habla del juez o la hipoteca con cuatro añitos. El
funcionamiento del SAP se parece mucho al de una secta.
¿Qué le dices a tu hijo del
progenitor que os aliena?
No queda más remedio que tener clase. No te
pongas a su altura. No grites, no amenaces. Encajar sin resignación, que nunca
le quede al otro un argumento.
¿Cuál es la edad más peligrosa
para el niño?
Entre los 8 y los 12 años porque es cuando inicia
el pensamiento concreto.
¿Qué pruebas les hacen?
Muy sutiles. Se trabaja con dibujos, situaciones
análogas, muñecos con rol, preguntas tangenciales. Todo eso es más fiable que
pasar test a los progenitores, que contestan lo que quieren.
¿La intuición funciona?
Uno de los signos más evidentes del alienador es
el pensamiento absoluto: no tiene matiz, compacta su teoría y cierra todas las
posibilidades. Y siempre es el que se resiste a ir al psicólogo.
¿Con quién se alía el niño?
Desgraciadamente, demasiadas veces con el
alienador, que, a su vez, puede ser victimista o autoritario.
Lo peor de su libro es que dice
que para el SAP no hay solución.
No, no hay. Bueno, hay una. Es la tecnificación
de los jueces. El juez de familia debe saber mucho más que repartir coches,
casas y alimentación. Tiene que controlar afectos. Y eso, mayoritariamente, no
lo hace.
Leer más: http://www.lavanguardia.com/vida/20091111/53821097290/los-afectados-por-alienacion-parental-se-sienten-culpables.html#ixzz2o3lfK4Wq
No hay comentarios:
Publicar un comentario