martes, 4 de marzo de 2014

Víctimas del SAP

Víctimas de la misogina, del machismo recalcitrante, del odio a la igualdad, de la justicia injusta, de los políticos ciegos…de  los periodistas que no hacen su trabajo. Muchas mujeres maltratadas están perdiendo la custodia de sus hijos por culpa de un síndrome que no existe, el llamado SAP, síndrome de alienación paternal,  que no reconoce ninguna instancia ni organización médica, que se inventó un maltratador norteamericano como una nueva manera de amenazar y de intimidar a las madres para que renuncien a denunciar el maltrato, o para que no se separen, con la amenaza de que si lo hacen pueden perder a sus hijos.

Este falso síndrome se ha convertido en un arma en manos de todos aquellos que no pueden soportar la idea de que las mujeres tomen la decisión de separarse, de denunciar a sus maltratadores. ¿Cómo es posible que se aplique un síndrome inventado, que es un fraude científico, en un juzgado?

Este fin de semana una veintena de mujeres víctimas de malos tratos se han encerrado en un local de Izquierda Unida para denunciar que les han quitado la custodia de sus hijos para entregársela a los maltratadores como consecuencia de que los jueces, los fiscales, los peritos, están aplicando el llamado SAP.

Detrás de este síndrome no hay más que una nueva estrategia antifeminista  y no hay que ser muy listo para darse cuenta. Lo que es indignante es que pueda ocurrir impunemente y que no se haya prohibido ya su uso en los tribunales. Es como si para condenar a alguien se usara la astrología, más o menos lo mismo. Pero se usa y se quita la custodia a las madres basándose en eso, y se entrega la custodia a maltratadores. Por cierto que según los estudios, el SAP se usa contra las madres, pero no contra los padres, lo cual no es sorprendente habida cuenta de que se inventó para utilizarse contra las mujeres.

Yo soy hija de padres separados y cuando mis padres se separaron hace muchísimos años, más de cuarenta, los jueces no escuchaban a los hijos, que no teníamos nada que decir sobre con quién queríamos vivir y en qué condiciones; éramos como muebles sin opinión. Como es lógico la democracia y el divorcio impusieron la obligación de que niños y niñas fuesen escuchados antes de tomar decisiones en las que son sus vidas las que están en juego. Pero cuando las leyes y la sociedad comienzan a acorralar a los maltratadores, entonces lo que digan los niños, si es en contra del maltratador, deja de escucharse y se atribuyen sus palabras a la pérfida, siempre pérfida, madre.

Y se sigue pensando y sosteniendo que un maltratador puede ser un buen padre, como si ambas cosas no fueran absolutamente incompatibles.  Así que si un niño o niña ve como su padre maltrata, insulta, humilla a su madre y como consecuencia de esto no quiere verle ni en pintura, el juez, los fiscales y peritos, en lugar de tratar proteger a ese niño del maltrato paterno achacan su rechazo a la madre, de la que dicen que le ha lavado el cerebro. Como consecuencia ésta pierde la custodia de sus hijos y si se niega a entregar a su hijo al maltratador, entonces va a la cárcel. ¿Se han creído que es tan fácil para un niño o niña mentir a un abogado, a un perito psicólogo, a un juez? ¿Se han vuelto locos? No, locos no. Aquí no hay ningún loco.

Lo que ocurre es que el único síndrome que existe es el del rey amenazado que padecen muchos hombres y muchos maridos. Un síndrome muy peligroso para las mujeres, porque les vuelve locos de rabia. Este síndrome se distribuye igualitariamente entre camareros y jueces, psicólogos y policías, médicos y fontaneros; no entiende de clases ni de estudios, sólo entiende de género. Todos ellos necesitan urgentemente terapia y las demás  necesitamos urgentemente leyes que nos protejan de todos ellos, de los que maltratan de hecho, de los que maltratan de palabra, de los que maltratan por omisión.

Publicado en El Plural


Fuente: http://beatrizgimeno.es/2011/01/25/victimas-del-sap/

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